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Formación de estrellas en galaxias espirales
Pese a los grandes progresos de la electrónica portátil, las baterías
utilizadas no han cambiado mucho. Sus versiones más pequeñas siguen siendo la
única solución para productos populares que consumen hasta 20 watt, desde
juguetes a ordenadores portátiles. Pesan bastante, son caras y se agotan sin
previo aviso, obligando a su reposición (si se tiene otra a mano) o a su recarga
(que puede durar horas). ¿No queda otra alternativa? Es curioso que la
respuesta pueda depender de un invento del siglo XIX, las pilas de combustible.
Teóricamente son tan cómodas de utilizar como las baterías, realizando una
conversión silenciosa y limpia de la energía química de una sustancia en
energía eléctrica. Pero su verdadera ventaja reside en la asombrosa capacidad
que tienen de liberar energía eléctrica del átomo de hidrógeno. Una pila que
funcione con metanol puede suministrar hasta veinte veces más energía que las
baterías de níquel-cadmio tradicionales de volumen comparable, pero a menor
precio y con mucho menos peso. Otra ventaja es que las pilas de combustible no
requieren una recarga prolongada, sino que se restauran con rapidez sin más que
añadir combustible.
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La búsqueda de las primeras galaxias y de señales extraterrestres
Más de 44.000 antenas de radio se unirán pronto a través de Internet para
formar uno de los radiotelescopios interconectados más ambiciosos jamás
concebidos. Su tarea consistirá en analizar frecuencias de radio casi
inexploradas hasta ahora, rastrear las primeras estrellas y galaxias, y tal vez
descubrir posibles señales de inteligencia extraterrestre. El conjunto de
antenas ha sido diseñado para detectar ondas de radio de baja frecuencia. Dicha
radiación fue la emitida por el hidrógeno frío que pobló el universo durante
las «épocas oscuras», el período que transcurrió desde que se formaron los
primeros átomos (unos 400.000 años después de la gran explosión) hasta que
comenzaron a nacer las primeras galaxias (unos pocos cientos de millones de
años después). A medida que las estrellas fueron apareciendo, su luz dejó una
impronta característica sobre ese gas, por lo que las ondas de radio que este
emite codifican una gran cantidad de información sobre el universo primitivo y
la formación de las primeras galaxias. La Batería de Radiotelescopios de Baja
Frecuencia (LOFAR, por sus siglas en inglés) conectará por medio de cables de
fibra óptica las antenas de 48 estaciones situadas en los Países Bajos,
Alemania, Francia, Suecia y Reino Unido. Un ordenador de proporciones
gigantescas combinará y analizará las señales recibidas en todas ellas, lo
que las convertirá en lo que bien podría ser el radiotelescopio interconectado
más complejo y versátil del mundo, explica Heino Falcke, directivo del
experimento. LOFAR, que podrá barrer todo el hemisferio boreal en 45 días,
tiene previsto comenzar en breve su primera fase de operaciones. El conjunto
gozará de una resolución máxima equivalente a la de un telescopio de 1000
kilómetros de diámetro. Asimismo, su diseño permitirá añadir con
posterioridad otras estaciones, explica Michael Wise, de ASTRON, el Instituto de
Radioastronomía de los Países Bajos. LOFAR operará con gran rapidez y podrá
medir sucesos de tan solo cinco nanosegundos de duración. Y, dado que se compone
de un gran número de radiotelescopios, podrá llevar a cabo hasta tres
proyectos científicos de forma simultánea, señala Wise. Además, durante los
próximos años el telescopio se unirá al proyecto internacional de búsqueda de
inteligencia extraterrestre (SETI) y explorará el cielo a la caza de emisiones
de radio artificiales en frecuencias bajas, poco estudiadas por las misiones SETI anteriores.
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Un agujero negro girando a toda velocidad
Se cree que en el centro de prácticamente todas las galaxias existe un agujero
negro supermasivo. A medida que estos van absorbiendo toda la materia que los
rodea, emiten grandes cantidades de energía y producen un fenómeno conocido
como núcleo galáctico activo. Su espectro de emisión permite obtener
información sobre las propiedades del agujero negro. Ahora, un estudio publicado
en Nature ha podido determinar la altísima velocidad con la que rota el agujero
negro situado en el centro de la galaxia NGC 1365 gracias a las medidas del
espectro de rayos X de alta energía proporcionadas por el nuevo observatorio de
rayos X de la NASA, el telescopio NuSTAR (Nuclear Spectroscopic Telescope
Array). Estos resultados permiten restringir los modelos de evolución de las
galaxias y del crecimiento de los agujeros negros. Se supone que si el agujero
negro fuera incorporando materia poco a poco su rotación sería lenta, mientras
que las rotaciones rápidas indicarían que el crecimiento se debe a un número
pequeño de absorciones muy «voraces». Los resultados obtenidos indican que la
rotación es de, como mínimo, un 84 por ciento del máximo valor teórico
permitido y apuntan, por tanto, a un desarrollo del agujero negro a través de
rápidos sucesos de acreción, al mismo tiempo que permiten descartar los modelos
de absorción de gas.
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